¡Qué bien te ves! ¡Lo lograste! ¡Eres un campeón! Hiciste un gran esfuerzo, ¡felicidades! ¿Cuántas veces nos han dicho estas palabras? O mejor aún, ¿cuántas veces se las hemos expresado a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros y/o nuestros subordinados?
En los tiempos actuales, es menester fomentar la Cultura del Elogio; en la cual se reconozcan los esfuerzos de quien realiza la acción requerida. Hay que dejar de lado la mala actitud de la crítica y de la descalificación hacia lo que hacen los demás.
Es más factible que la persona, al recibir, un buen trato reaccione de mejor manera que, cuando es atendida con inferioridad y menosprecio.
Convirtámonos en agentes del cambio al tratarnos bien a nosotros mismos y, por ende, al tratar bien a los demás. Hay que empezar por nosotros al decirnos y, al creernos, que somos grandes, entusiastas, comprometidos con lo que hacemos; que somos buenos, bonitos, soñadores y decididos a triunfar. Y, de la misma manera, proyectárselo a los que nos rodean.
Al crear un ambiente agradable, de amistad, de verdadero compañerismo, estaremos contribuyendo a un clima saludable en el hogar, en el trabajo y en cualquier lugar donde nos encontremos.
No podemos vivir aislados, todos necesitamos de todos; entonces, empecemos por cultivar, en armonía y bienestar, nuestras relaciones personales.
Fomentemos así, la Cultura del Elogio. Yo ya empecé hoy y tú, ¿cuándo empiezas?
¡Gracias a ti el mundo es mejor!
Mary Millán.
En los tiempos actuales, es menester fomentar la Cultura del Elogio; en la cual se reconozcan los esfuerzos de quien realiza la acción requerida. Hay que dejar de lado la mala actitud de la crítica y de la descalificación hacia lo que hacen los demás.
Es más factible que la persona, al recibir, un buen trato reaccione de mejor manera que, cuando es atendida con inferioridad y menosprecio.
Convirtámonos en agentes del cambio al tratarnos bien a nosotros mismos y, por ende, al tratar bien a los demás. Hay que empezar por nosotros al decirnos y, al creernos, que somos grandes, entusiastas, comprometidos con lo que hacemos; que somos buenos, bonitos, soñadores y decididos a triunfar. Y, de la misma manera, proyectárselo a los que nos rodean.
Al crear un ambiente agradable, de amistad, de verdadero compañerismo, estaremos contribuyendo a un clima saludable en el hogar, en el trabajo y en cualquier lugar donde nos encontremos.
No podemos vivir aislados, todos necesitamos de todos; entonces, empecemos por cultivar, en armonía y bienestar, nuestras relaciones personales.
Fomentemos así, la Cultura del Elogio. Yo ya empecé hoy y tú, ¿cuándo empiezas?
¡Gracias a ti el mundo es mejor!
Mary Millán.
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